Ciencia y Management, El Economista, Jesus Alcoba / 01.11.2013

Una de las cualidades humanas más envidiables es la fuerza de voluntad. Todos admiramos a esas personas que son capaces de madrugar, de resistir la tentación del chocolate, de correr durante kilómetros y kilómetros a pesar de que las piernas no les respondan, o de encadenar una reunión tras otra sin tomar café ni perder la concentración.

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Ciencia y Management, El Economista, Jesus Alcoba / 29.10.2013

El problema cuando nos despojamos del pasado y miramos al frente para reinventarnos, para redibujar nuestras vidas y las de nuestras empresas, es que nos entra miedo. Y lo peor del miedo no es sentirlo, sino el claro convencimiento de que no podemos librarnos de él porque es algo que necesitamos, porque es una creación de la naturaleza que apareció en la evolución para protegernos.

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Ciencia y Management, Dirigentes, Jesus Alcoba / 08.10.2013

Hace muchos años, tantos que casi ni lo recordamos, solo existía el mundo real y el mundo virtual era algo que nos resultaba extraño. Éramos reticentes a enviar dinero a bancos que no estaban en ninguna parte, no teníamos claro qué sucedería al proporcionar los datos de nuestra tarjeta de crédito a una tienda en el espacio virtual, y pensábamos que las personas que interactuaban con otras en el ciberespacio eran fracasados sociales. Sin embargo y con el tiempo, un poco por la seducción de la tecnología en sí misma, tan eficiente y pulcra, también debido a la necesidad de contacto social del ser humano, y por último gracias a la popularización de los dispositivos que se conectan a la red de datos, el panorama ha cambiado notablemente. 

Y hoy paulatinamente caminamos hacia el extremoopuesto, en el que solo lo virtual se considera real. Hoy díano damos un paso si no contrastamosnuestra opinión con personas en las que confiamos a pesar de no conocerlas, tomamos los datos que ofrece la primera página de resultados de una búsqueda como verdades absolutas para zanjar debates de todo tipo, confiamos en expertos a los que solo conocemos por su presencial virtualpara que representen a nuestras empresas en los medios sociales, y no nos cansamos de enviarnos vídeos que parecen muy interesantes pero que apenaspermanecen unos minutos en nuestra conciencia y ninguno en nuestra vida 

Un estudio ya ha mostrado que cuando nos fijamos en los perfiles de otras personas en las redes sociales tendemos a subestimar sus sentimientos negativos y a sobreestimar sus emociones positivas. Es decir, todo el mundo piensa que los otros son más felices de lo que en realidad son. Otra investigación ha revelado que al contemplar nuestro perfil en las redes sociales experimentamos una subida de autoestima superior a la que ocurre cuando nos miramos al espejo.  

Recordando al becerro de oro bíblico quizá deberíamos pensar dónde estamos poniendo el foco de nuestros esfuerzos, y a qué cosas de las que nos pasan estamos concediendo carta de veracidad. No porque en sí haya que decantarse por una cosa o por otra, sino por el hecho de que a los ídolos se les ofrecen sacrificios. Y tal vez lo que podríamos preguntarnos es qué estamos entregando a cambio cuando prestamos más atención al mundo virtual que al real. Por ejemplo, cuando todo nuestro afán consiste en capturar una experiencia para archivarla o difundirla en lugar de simplemente vivirla. Es un hecho que hay personas que invierten más tiempo en adquirir y aprender a utilizar todo tipo de aparatos para registrar una vivencia, agregando luego más tiempo en editarla y publicarla, que el que realmente duró su disfrute.Posiblemente por cada vídeo en la red que consigue un millón de visitas hay un millón de vídeos fracasados que solo han logrado despertar el interés de su creador. Y es verdad que siempre hemos hecho fotografías de los sitios que hemos visitado, pero nunca nuestra fe en lo virtual ha estado tan descompensada respecto a nuestras experiencias reales. Y lo importante es que, aunque la tecnología aumente nuestras capacidades, sigue sin ser posible estar en dos mundos a la vez, por mucho que uno de ellos sea virtual. Como ejemplo de ello, y pese a las opiniones a veces débilmente contrastadas sobre los aspectos positivos del uso de la tecnología por parte de niños y jóvenes, parece cada vez más clara larelaciónentre el uso intensivo de los medios sociales y el bajo rendimiento académico.  

La realidad que solo es realidad ya no nos seduce. Si no podemos capturarla, enviarla, reenviarla, lucirla o publicarla, no nos deja del todo satisfechos. Ojalá nunca llegue el día en que prefiramos contemplar fotografías en lugar de personas, o charlar a través de una máquina en lugar de conversar mirándonos a los ojos.

Hace muchos años, tantos que casi ni lo recordamos, solo existía el mundo real y el mundo virtual era algo que nos resultaba extraño. Éramos reticentes a enviar dinero a bancos que no estaban en ninguna parte, no teníamos claro qué sucedería al proporcionar los datos de nuestra tarjeta de crédito a una tienda en el espacio virtual, y pensábamos que las personas que interactuaban con otras en el ciberespacio eran fracasados sociales. Sin embargo y con el tiempo, un poco por la seducción de la tecnología en sí misma, tan eficiente y pulcra, también debido a la necesidad de contacto social del ser humano, y por último gracias a la popularización de los dispositivos que se conectan a la red de datos, el panorama ha cambiado notablemente.

Artículo originalmente publicado en: www.dirigentesdigital.es

Ciencia y Management, El Economista, Jesus Alcoba / 29.09.2013

Esas moscas que chocan una y otra vez contra los cristales de las ventanas constituyen una metáfora, triste aunque plástica, de la dificultad que el ser humano tiene para el cambio personal. Observándolas, uno tiende a pensar que lo hacen porque no ven el cristal o, lo que es lo mismo, porque hay un obstáculo real, no solo tangible sino muy duro, que no tienen capacidad para percibir. Es curioso que aún con la ventana abierta algunas de ellas persisten en el imposible empeño de atravesar el vidrio.

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Ciencia y Management, El Economista, Jesus Alcoba / 21.09.2013

Es increíble lo que se puede lograr solo por pensar de manera diferente, por reconstruir nuestro guión vital. Hoy sabemos que algunas de las personas que han logrado cambios importantes en sus vidas ha sido, entre otras cosas, porque se han definido de manera diferente y han generado a su alrededor un entorno también diferente, en el que sus viejos hábitos y sus consecuencias simplemente no caben. En cierto sentido, por tanto, el cambio personal se hizo sostenible porque esas personas se habían convertido en personas diferentes.

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Ciencia y Management, El Economista, Jesus Alcoba / 14.09.2013

Los actores practican un hábito que es indispensable para el cambio personal. Y es ser capaces de transmutarse en personas que hacen lo que ellos normalmente no hacen. Incluso si nunca han buceado pueden ponerse un traje de buceo con solvencia suficiente, y si jamás han pelado siquiera una patata pueden convertirse en cocineros convincentes. Y mucho más: pueden reír cuando algo no les hace gracia y llorar ante algo para ellos neutro, y también pueden también amar u odiar a quien de suyo odiarían o amarían. Es el poder que les otorga la máscara. El personaje, que lejos de servir para ocultar al actor, le da poder para transmutarse y entrar en otros mundos donde le pasan cosas diferentes a las que experimenta en su vida cotidiana.

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Ciencia y Management, El Economista, Jesus Alcoba / 07.09.2013

Los seres humanos somos geniales novelistas. Con la invención de la imprenta ya no fue necesario que las gestas se narraran en forma de canciones o poemas, y apareció la prosa. Y con ella la novela. Y nos dimos cuenta de la formidable capacidad narrativa del ser humano. Sin embargo, hasta hace bien poco no nos hemos dado cuenta de que no solo esta capacidad la tenemos todos, sino que la ejercitamos constantemente al elaborar la novela más importante de nuestra vida, que es el guión que recoge nuestra biografía.

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Ciencia y Management, Dirigentes, Jesus Alcoba / 03.09.2013

Desde que, según cuenta la leyenda, Sequene se perdió en un viaje a Bimini para encontrar el manantial de donde, decían, brota la eterna juventud, hasta que se inventaron los suplementos energéticos que hoy día se pueden encontrar hasta en las gasolineras, y pasando por siglos de devoción al café, los seres humanos nos hemos pasado la vida buscando fuentes de vitalidad que nos permitan mantenernos activos de manera constante. Porque la energía es sinónimo de fortaleza, de estar conectados al mundo, de ganarle el pulso a la vida. 

Por motivos que serían largos de explicar los seres humanos tenemos una curiosa tendencia a organizar los conceptos en polaridades. Algunas manifestaciones de esta forma de explicarnos a nosotros mismos cómo está hecho el mundo tienen que ver con la separación que normalmente hacemos entre la vida profesional y la personal, entre el ocio y el trabajo, o simplemente entre el día y la noche. Y así es que a menudo olvidamos que la noche forma parte del día, que el ocio contribuye a nuestra capacidad de trabajar, o que en la familia y en la empresa somos las mismas personas. 

Estas reflexiones son importantes porque una de las preguntas críticas que nos podemos hacer en nuestra vida profesional es de dónde sale la energía, que como es sabido ni se crea ni se destruye, que alimenta nuestros proyectos. Todos sabemos que el trabajo, en particular en los momentos más duros, nos exige sobreesfuerzos a veces importantes en los cuales es necesario rendir muy por encima de lo habitual. Y esa separación que hacemos entre nuestras diferentes vidas a menudo nos focaliza en una de ellas desatendiendo las otras, y comprometiendo con ello a partes iguales nuestro rendimiento y nuestra salud.Es un hecho claro que si necesitamos más empuje para nuestros proyectos tendremos que obtenerlo de alguna parte, pues una entrega constante de energía sin recarga produce el agotamiento de cualquier sistema, como saben bien quienes se dedican al estudio del burnout 

DiceMurakami que una de las cosas que le ayuda en su profesión es su condición física, y que por eso necesita correr, para poder escribir.Si incluso para realizar una actividad esencialmente sedentaria es necesario estar en forma, es fácil de imaginar hasta qué punto es imprescindible el cuidado de nuestro cuerpo para un adecuado rendimiento profesional. 

Desatender sistemáticamente los tres pilares del bienestar físico que son el sueño, la alimentación y el deporte solo conduce a agotar nuestros recursos y a incrementar el riesgo de estrés, mal humor y mil síntomas más que pueden hacer nuestra vida desgraciada. 

Sin embargo, y pese a que el triángulo básico está formado por esas tres dimensiones, hay una cuarta que permite representar la energía vital como una pirámide de base triangular, y es la realización personal, al genuino estilo de Maslow. Algunas personas se realizan en contacto con sus familias, otras leyendo, algunas más a través de la espiritualidad y hay quien encuentra realización a través del arte. Lo que nos emociona, lo que nos hace vibrar, lo que hace que los ojos nos brillen: eso es lo que nos realiza y lo que por tanto nos recarga. 

Así que, como casi siempre ocurre con las leyendas, el manantial que  buscaba Sequeneno se parece en nada al que inmortalizó Lucas Cranach el Viejo, y no está fuera sino dentro de nosotros. Además, beber de él no es exactamente gratuito, sino que implica atención diaria para lograr un adecuado balance entre deporte, alimentación, descanso y realización. Y, por supuesto, tampoco proporciona energía ilimitada. Aunque sí la más potente que se conoce.

Artículo originalmente publicado en: www.dirigentesdigital.com