Obras que desvelan infinitos
Hay escritos que son pórticos hacia otros universos. Sorprenden, cautivan, conmocionan. Hay pocas cosas que nos dejen tan perplejos como leer una visión de la realidad que está tan alejada de la nuestra que parece traspuesta, como un calcetín del revés. Sobre todo si, en apariencia, parte de los mismos supuestos, o si se alimenta del mismo sustrato que la nuestra. Bien porque usa las mismas palabras, porque encadena las frases en melodías que nos suenan conocidas, porque parece que nos habla a nosotros o, sobre todo, porque explica las mismas cosas que nosotros mismos nos intentamos explicar. Pero de otro modo. De ese modo fascinante en el que un ángulo inadvertido resulta iluminado. A la luz de ese tipo de obras las concatenaciones y relaciones parecen evidentes, si bien hasta hace solo unos minutos eran invisibles. Descubrimos otra naturaleza en las cosas, otro propósito en las acciones. Incluso las personas...