Lo que ese pelo en el sofá quiere decirte

A veces es un calcetín. Otras veces el envoltorio de un paquete de magdalenas. O un bolígrafo. Quién no se ha encontrado en casa con un bolígrafo fuera de sitio. Ahí, sobre la encimera de la cocina. Descapuchado y extemporáneo, como depositado por un personaje de una película que no es la nuestra. También forman parte de esta categoría las puertas de los armarios medio abiertas y, por supuesto, ese limón en la nevera que se ha momificado y que descubrimos de repente. Y, por simetría, todas esas cosas que buscamos pero que no encontramos ni a la primera ni a la tercera. Encabezando la lista, claro está, las llaves de casa. Y también el cargador del móvil o una horquilla para el pelo.

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