19 Jul Por qué deberíamos dejar de decir “perfecto”
Es muy sorprendente cómo esa palabra, “perfecto”, se ha convertido en el sustituto de cualquier afirmación:
– ¿Quedamos mañana?
– Perfecto.
– ¿Te envío el informe por la tarde?
– Perfecto.
– ¿Puedes comprar yogures si pasas por el supermercado?
– Perfecto.
Lo usamos como si la conclusión de todas esas preguntas fuera un olimpo que gozara de todas las bondades. Al decir o escuchar “perfecto” nos sentimos como si todo encajara, como si el universo se colocara en su sitio, como si todos los nudos flojos del mundo, de repente, se apretaran. Nos da seguridad.
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