14 Sep Extravagancias vitales y artes teatrales
Los actores practican un hábito que es indispensable para el cambio personal. Y es ser capaces de transmutarse en personas que hacen lo que ellos normalmente no hacen. Incluso si nunca han buceado pueden ponerse un traje de buceo con solvencia suficiente, y si jamás han pelado siquiera una patata pueden convertirse en cocineros convincentes. Y mucho más: pueden reír cuando algo no les hace gracia y llorar ante algo para ellos neutro, y también pueden también amar u odiar a quien de suyo odiarían o amarían. Es el poder que les otorga la máscara. El personaje, que lejos de servir para ocultar al actor, le da poder para transmutarse y entrar en otros mundos donde le pasan cosas diferentes a las que experimenta en su vida cotidiana.
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