Cambio personal, Ciencia y Management, Huffington Post, Inspiración, Jesus Alcoba, Psicología del éxito, Ultraconciencia / 03.01.2018

Pocas veces el arte del naming ha producido un desajuste tan amplio entre expectativa y realidad como el apelativo millenials, con el que se ha bautizado a la generación de los nacidos aproximadamente entre 1980 y 1995, es decir, los que en este momento tienen, redondeando, entre 20 y 35 años.

Millenial viene de milenio, el umbral alrededor del cual esta generación comenzó a hacerse mayor de edad. Y ese término, milenio, suena a algo significativo, casi decisivo, a algo profundamente sugerente y casi místico. Nadie duda de que esta generación tenga sus propias características, algunas de ellas sin duda envidiables. Pero quizá si se les hubiera llamado ochentistas (en relación a la década en la que mayoritariamente nacieron), dosmileros (en alusión al año en el que muchos consiguieron la mayoría de edad, pero con otro término menos misterioso) o simplemente se hubiera conservado únicamente el término Generación Y (por continuación a la X, sus predecesores) tal vez la expectativa sobre su papel en el mundo hubiera sido más moderada.

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Cambio personal, Ciencia y Management, Huffington Post, Inspiración, Jesus Alcoba, Psicología del éxito, Ultraconciencia / 27.12.2017

Son muchas las personas que dicen que después de las vacaciones necesitan otras para descansar de las primeras. Por otro lado, los profesionales que están constantemente viajando de un lado para otro, haciendo de los aeropuertos su segundo hogar, refieren constantemente lo fatigoso que resulta tanto movimiento. Es verdad que muchas veces durante las vacaciones estamos más activos de lo habitual, y lo es también que vagar arrastrando la maleta por los husos horarios es agotador. Sin embargo, existe otra hipótesis que podría explicar por qué viajar cansa tanto.

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Cambio personal, Ciencia y Management, Huffington Post, Inspiración, Jesus Alcoba, Psicología del éxito, Ultraconciencia / 20.12.2017

En este mundo en el que cualquiera parece poder pontificar sobre cualquier tema en las redes sociales, tal vez sea necesario recordarnos todos que el ser humano es, por regla general, una criatura falible. Más de lo que pensamos.

Ya sabíamos que la memoria no funciona de manera exacta, y que dista mucho de parecerse a una cámara de vídeo. Por eso no recordamos las cosas como ocurrieron y por eso todos tenemos, en mayor o menor medida, recuerdos falsos. Asimismo, estábamos ya familiarizados con la idea de que nuestras predicciones tienden a fallar, incluso cuando pronosticamos futuros terribles (afortunadamente, en este caso). Por último y no menos importante, ya sabíamos desde hace algún tiempo que nuestras decisiones tienden a ser irracionales con más frecuencia de la que sospechamos. En suma: ya estábamos comenzando a acostumbrarnos a la idea de que debemos ir por la vida con un poco de humildad.

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Cambio personal, Ciencia y Management, Huffington Post, Inspiración, Jesus Alcoba, Psicología del éxito, Ultraconciencia / 20.12.2017

Si buceáramos en la historia cinematográfica de la actividad físico-deportiva, seguramente aparecería la películaRockycomo una de las primeras en las que el entrenamiento, en sí mismo, tenía un papel protagonista. Sin embargo, en aquellos años setenta la imagen que se mostraba del ejercicio tal vez no resultaba del todo apetecible para la gran mayoría de la población: un aspirante a boxeador residente en un suburbio de Filadelfia, que acudía a un gimnasio desvencijado y cuya pauta de ejercicio, en la que el sufrimiento no era metafórico sino más bien inevitable, estaba destinada a conseguirfortaleza física. Cuanta más, mejor.

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Cambio personal, Ciencia y Management, El Economista, Inspiración, Jesus Alcoba, Psicología del éxito, Ultraconciencia / 13.12.2017

Elliderazgo inspiradores una clave emergente en el ejercicio de la función directiva. Ayuda a que los profesionales se sientan autorrealizados, proporciona elevados índices de bienestar y aumenta la productividad. Y, más allá de eso, dota a las organizaciones de claves diferenciales que hacen que los grupos de interés los perciban como propuestas de valor únicas. Si asumimos que el ejercicio del liderazgo es una capacidad que se puede aprender, la gran pregunta es cuáles son los elementos que conducen al desarrollo de esa habilidad. Estas son algunas pistas:

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Cambio personal, Ciencia y Management, Dirigentes, Inspiración, Jesus Alcoba, Psicología del éxito, Ultraconciencia / 06.12.2017

Sorprende que algunas empresas y directivos sigan sin reparar en el inmenso valor de las personas. Durante los peores años de la crisis fuimos testigos de cómo la reverenciada inteligencia corporativa palidecía ante un tsunami que amenazaba con llevarse nuestra forma de vida por delante. En ese momento, ni los mejores sistemas de gestión de conocimiento, ni los sagrados organigramas, ni los impolutos descriptivos de puesto pudieron contener la onda expansiva ensordecedora de una disrupción económica sin precedentes. Lo único que nos detuvo, al borde del abismo, fueron las personas.

Por eso llama tanto la atención que hoy se hable de “captar talento”, como si las personas que lo poseen no fueran lo verdaderamente importante. O de “retener talento”, como si lo realmente relevante fuera quedarse con el talento, aunque las personas abandonen la organización.

En la lista de las expresiones desafortunadas están también las “herramientas”, las “palancas”, las “cadenas” de valor y todos sus derivados. Como si las personas que habitan las organizaciones fueran simplemente engranajes que, al pulsar determinados botones, realizaran la labor encomendada con precisión milimétrica y sin salirse del patrón. Evidentemente, en la cúspide de todos estos despropósitos está la infeliz expresión “recursos humanos”, como si las personas pudieran equipararse a los recursos financieros o a los tecnológicos.

Dice Birkinshaw que aún somos prisioneros de una manera de concebir la organización del trabajo que es heredera de la era industrial, donde sí tenía sentido hablar de herramientas, palancas y cadenas. Pero el siglo ha cambiado, y ni las personas son máquinas, ni el talento se puede separar de ellas.

Años de investigación sobre el desarrollo personal en las organizaciones no han logrado hacer mella en la sorprendente concepción de muchas empresas y directivos, que siguen pensando que lo auténticamente valioso no es la persona en su globalidad, sino únicamente lo que produce.

No se sabe por qué mecanismos las expresiones acaban calando y difundiéndose a través de las conexiones sociales, pero sin duda una de las tareas ineludibles de cualquier profesional, máxime de los que habitan posiciones de liderazgo, es manejar los conceptos con solvencia semántica y capacidad crítica. Entre otras cosas porque los seres humanos no vivimos en el mundo, sino en una representación interior que elaboramos a partir de los estímulos que nos llegan del exterior. Y las palabras describen precisamente cómo es esa representación en la que vivimos.

Ni las personas son separables de su talento, ni el talento es una materia que se pueda captar, almacenar e incorporar a una serie de engranajes. Y desde luego, los seres humanos no son recursos.

 

 

Originalmente publicado en: www.dirigentesdigital.com

Cambio personal, Ciencia y Management, El Economista, Inspiración, Jesus Alcoba, Psicología del éxito, Ultraconciencia / 29.11.2017

Una mirada a los líderes auténticamente inspiradores revela sin ningún lugar a dudas que no solo tienen la capacidad de imaginar proyectos que transportan sentido a la vida de otras personas, sino que lo hacen desde una mirada particular sobre el mundo. Ese ángulo peculiar que lleva a descubrir nuevas realidades y a desvelar itinerarios desconocidos es una de las grandes claves del liderazgo inspirador.

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Cambio personal, Ciencia y Management, El Economista, Inspiración, Jesus Alcoba, Psicología del éxito, Ultraconciencia / 22.11.2017

¿Qué hace que unos seres humanos sigan a otros? ¿Qué tienen esas personas que llamamos líderes? En el mundo de la empresa y en el resto de ámbitos de la vida hay quienes saben dónde ir y son capaces de aunar voluntades y sueños en la consecución del bien común. ¿Qué es lo que les caracteriza?

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Cambio personal, Ciencia y Management, El Economista, Inspiración, Jesus Alcoba, Psicología del éxito, Ultraconciencia / 15.11.2017

Ningún modelo ha conseguido hasta el momento explicar de modo completo y profundo qué es el liderazgo. Y posiblemente esto siga siendo así siempre, porque aunque el hecho de que unas personas sigan a otras parece simple, en realidad se trata de una habilidad ciertamente compleja. Liderar es poseer visión, es leer la realidad de una manera ecuánime, y desde luego es poseer la habilidad para desarrollar a otros. A estas y otras habilidades últimamente se ha sumado la capacidad para inspirar.

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Cambio personal, Ciencia y Management, Dirigentes, Inspiración, Jesus Alcoba, Psicología del éxito, Ultraconciencia / 08.11.2017

Las expresiones novedosas casi siempre siguen el mismo ciclo: aparecen en lo alto de una cumbre, brillantes y expresivas. Luego van rodando ladera abajo, enredándose y contaminándose con otros términos cercanos, en general por efecto de quienes quieren hacer creer que todo está ya inventado. Y finalmente llegan al valle, donde pierden casi toda su fuerza, pasando en ocasiones a convertirse en manidos arquetipos, tan generalizados que prácticamente carecen ya de significado.

Este fue el caso de la inteligencia emocional, como el de tantos otros términos. El proceso ha sido tan significativo que en muchos casos se habla solo de lo segundo, las emociones, y no de lo primero, que es la inteligencia. De esta manera, se obvia el importante dato de que esta habilidad es, sobre todo, una manera de conseguir unos fines determinados a partir de determinados medios.

Sea como sea, a caballo de formadores más o menos profesionales, coaches más o menos certificados, y un buen puñado de oportunistas que vieron en el novedoso término otra manera más de ganar notoriedad, la inteligencia emocional llegó al valle, donde ha perdido ya casi su capacidad explicativa.

Es verdad que hemos pasado mucho tiempo desatendiendo las emociones. Y es también cierto que las personas que son capaces de reconocer tanto sus emociones como las ajenas, y de utilizar esa información para regular la interacción social, son más capaces de conseguir sus fines.

Sin embargo, un asunto muy diferente es cuando se pasa de la gestión que incorpora las emociones a la gestión basada en emociones. Es decir, cuando el mundo emocional lo inunda todo, y no hay otro aspecto al que atender que a cómo se siente tal o cual persona. En suma, cuando se pasa de la inteligencia emocional a la emoción descontrolada.

Cuando eso ocurre, los profesionales se ven legitimados para acometer primero aquellas tareas que más les inquietan o preocupan, sin que sean necesariamente las más importantes, o ni siquiera las más urgentes. Esto ocurre, entre otras cosas, porque entre las cuestiones que más angustian a algunos profesionales está perder control o recursos, o simplemente perder status. Y así es que, en ocasiones, se invierte energía en restaurar la serenidad y la calma en lugar de en aquellos asuntos que realmente deben requerir atención y esfuerzo.

Ser emocionales no es un deseo ni una aspiración. Es una cualidad de las personas. Y ser emocionalmente inteligentes no tiene que ver, necesariamente, con ser más expresivos o afectivos. Tiene que ver con incorporar la identificación de las propias emociones y las de las otras personas en la consecución de objetivos. Por eso es una forma de inteligencia.

 

Originalmente publicado en: www.dirigentesdigital.com