03 Ene No son millenials: son jóvenes. Nada más. Nada menos.
Pocas veces el arte del naming ha producido un desajuste tan amplio entre expectativa y realidad como el apelativo millenials, con el que se ha bautizado a la generación de los nacidos aproximadamente entre 1980 y 1995, es decir, los que en este momento tienen, redondeando, entre 20 y 35 años.
Millenial viene de milenio, el umbral alrededor del cual esta generación comenzó a hacerse mayor de edad. Y ese término, milenio, suena a algo significativo, casi decisivo, a algo profundamente sugerente y casi místico. Nadie duda de que esta generación tenga sus propias características, algunas de ellas sin duda envidiables. Pero quizá si se les hubiera llamado ochentistas (en relación a la década en la que mayoritariamente nacieron), dosmileros (en alusión al año en el que muchos consiguieron la mayoría de edad, pero con otro término menos misterioso) o simplemente se hubiera conservado únicamente el término Generación Y (por continuación a la X, sus predecesores) tal vez la expectativa sobre su papel en el mundo hubiera sido más moderada.
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