Cambio personal, Ciencia y Management, Dirigentes, Jesus Alcoba, Psicología del éxito / 01.11.2015

Darth Vader, Anibal Lecter y el Joker, por poner solo algunos ejemplos, son malos legendarios de la gran pantalla. Antes que ellos Drácula, Mr. Hyde, Moriarty y muchos otros han perpetrado sus hazañas en la literatura, mostrando la peor cara del ser humano, cometiendo actos horribles, contraviniendo las leyes y mostrando premeditación, alevosía y crueldad en sus actos. Sin embargo, estos seres siempre van acompañados de un halo de fascinación cuando entran en escena. Si cualidades como la honestidad, la justicia, la integridad o la bondad son aspiraciones naturales del ser humano, entonces ¿por qué nos gustan los malos? Uno de los comportamientos más significativos del ser humano es la imitación. Las personas lo copiamos y lo reproducimos todo: ropa, expresiones, gestos, comportamientos y hasta ideas. El fenómeno de la viralización de contenidos no tendría explicación alguna sin esa tendencia humana tan genuina, como no lo tendría el mundo de la...

Cambio personal, Ciencia y Management, El Economista, Jesus Alcoba, Psicología del éxito / 27.10.2015

Los buenos jefes no abundan tanto como nos gustaría. Se calcula que más de la mitad de los trabajadores preferirían un mejor jefe a un aumento de sueldo, y no es de extrañar. Los jefes influyen en casi todo lo que hacemos, porque formamos parte de una cadena de valor que es diseñada, supervisada y evaluada por ellos. Así que sus conductas causan un impacto constante en las nuestras, y de ahí que sea importante reflexionar sobre las cualidades de los buenos jefes. La primera, quizá la más importante, es que saben dónde ir. Sigue leyendo en El Economista --->>>>...

Cambio personal, Ciencia y Management, El Economista, Jesus Alcoba, Psicología del éxito / 20.10.2015

De la misma manera en que una empresa no puede existir sin clientes, un proceso de formación no puede existir sin alumnos. Y, al igual que en la empresa, ellos deben ser el foco de la acción del formador, el punto al cual se deben dirigir sus esfuerzos y los primeros en ser tenidos en cuenta. Por eso resulta sorprendente cómo en muchos procesos formativos se les desatiende sistemáticamente, lo que constituye el error más grave en la formación. Sigue leyendo en El Economista --->>>>...

Cambio personal, Ciencia y Management, El Economista, Jesus Alcoba, Psicología del éxito / 13.10.2015

Décadas de constructivismo, de insistencia en que la enseñanza es un proceso de mediación, y de una larga serie de conceptos afines más, no han conseguido aniquilar la idea de que el formador es la pieza clave en la distribución del conocimiento. Así pues asistimos a diario a un error incomprensible en la formación, y es que las clases se siguen basando más en lo que el formador ha descubierto que en lo que deben descubrir los alumnos. Sigue leyendo en El Economista --->>>>...

Cambio personal, Ciencia y Management, El Economista, Jesus Alcoba, Psicología del éxito / 06.10.2015

Por algún extraño motivo nunca suficientemente explicado, en algún momento de la historia se equiparó la formación a la comunicación. De hecho, muchas personas, sorprendentemente, aún piensan que un buen formador lo es porque es un buen comunicador. Es verdad que el aprendizaje por recepción, y por tanto los métodos transmisivos han de tener su lugar en la formación, pero ni son los únicos ni, a veces, los más importantes.  Sigue leyendo en El Economista --->>>>...

Cambio personal, Ciencia y Management, El Economista, Jesus Alcoba, Psicología del éxito / 29.09.2015

Con la invención de la imprenta el ser humano dio un paso de gigante en cuanto a la producción y distribución del bien más preciado que posee la humanidad, que es el conocimiento. Sin embargo, con el advenimiento del libro como herramienta predilecta para la elaboración y difusión de las ideas, y dado que en un libro el contenido fluye de manera ordenada, se cayó en un error histórico, y es que el conocimiento también debe adquirirse de manera lineal. Sigue leyendo en El Economista --->>>>   ...

Cambio personal, Ciencia y Management, El Economista, Jesus Alcoba, Psicología del éxito / 22.09.2015

Uno de los errores incomprensibles, pero no por eso menos comunes, en el mundo de la formación, es relativo a la manera que entendemos lo que es la teoría. A menudo se nos olvida que la teoría es una abstracción mediada de la realidad, un artilugio ciertamente sofisticado que condensa un fragmento del saber en una modelización que representa la realidad, pero que a menudo no puede explicar lo que de verdad ocurre. Sigue leyendo en El Economista --->>>>...

Cambio personal, Ciencia y Management, El Economista, Jesus Alcoba, Psicología del éxito / 15.09.2015

En el modelo del triángulo de la responsabilidad un elemento esencial de la conducta responsable es que la persona tiene que controlar la situación, es decir, tiene que poseer competencias y recursos suficientes como para hacer lo que se le pide. Quizá de las tres categorías de excusas la más contundente, y por eso la más dañina, es cuando el profesional afirma no tener control sobre la situación. Sigue leyendo en El Economista --->>>>...

Cambio personal, Ciencia y Management, El Economista, Jesus Alcoba, Psicología del éxito / 08.09.2015

Para que haya conducta responsable, según el modelo del triángulo de la responsabilidad, la persona tiene que sentirse vinculada a los objetivos, normas o tareas. En el mundo de las organizaciones esta vinculación normalmente se encuentra en el descriptivo de cada puesto, aunque lo cierto es que las estructuras cada vez son más cambiantes y orgánicas, y cada vez hay más tareas que son acometidas por varias personas, no quedando del todo claro de quién es la responsabilidad última. Gran oportunidad para los excusadores. Sigue leyendo en El Economista ---->>>...

Cambio personal, Ciencia y Management, El Economista, Psicología del éxito / 01.09.2015

Uno de los pilares del triángulo de la responsabilidad es la claridad en los objetivos. Nos vinculamos de manera responsable a las tareas porque vemos claro cómo llevarlas a cabo. Lógicamente, una de las formas de debilitar el compromiso que tenemos con nuestras ocupaciones, y así plantear una soberbia excusa, es aducir que no sabemos exactamente lo que tenemos que hacer, porque no está claro. Sigue leyendo en El Economista --->>>>...