¿Y… qué vamos a hacer cuando todos seamos influencers?

Ahora que todos somos coaches y ya no tenemos a nadie a quien asesorar, parece que el nuevo objeto de deseo es convertirnos en influencers.

Influencer es una de las palabras de moda y, desde luego, la aspiración de legiones de personas, la mayoría de ellas post-millennials. Es un término relacionado con el brillo y la fama, con tener decenas o cientos de miles de seguidores, y desde luego con provocar admiración y cierta envidia. Los influencers se muestran ante nuestros ojos como personajes que parecen disfrutar de cada minuto de su existencia, tan felices como profundos, aparentando conocer todos los secretos de la vida. Por si eso fuera poco, se publican constantemente datos sobre las escalofriantes cantidades que reciben de las marcas por crear imágenes vinculadas a ellas. Los influencers parecen ser como el Rey Midas, que convertía en oro todo lo que tocaba.

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