18 Nov Las 8 claves del éxito: #6 Energía
Como dijo Jim Loher, y pese a la extendida creencia que sostiene lo contrario, la gestión del tiempo en sí no conduce a nada. Porque dedicar simplemente tiempo a algo no hace que las cosas funcionen. Un padre puede estar en el partido que juega su hijo, pero si está pendiente del teléfono no sabrá lo que está pasando. De igual manera, un profesional puede estar en una reunión, pero si no está concentrado en ella no aportará nada. La clave del éxito no está, por tanto, en gestionar el tiempo, sino en gestionar la energía.
Muy a menudo experimentamos cansancio, falta de concentración, somnolencia, decaimiento y una larga serie de síntomas parecidos. Tendemos a atribuir esos estados al agotamiento o al estrés, cuando en muchos casos se deben simplemente a una inadecuada gestión de la energía. En ocasiones es debido a adicciones, como la del tabaco o la del café, que nos colocan en un ciclo de dependencia acabando a veces por provocar aquello que precisamente intentamos evitar con su consumo. En otros casos es debido a un patrón de alimentación poco saludable, bien sea por su cantidad, calidad u horario, y algunas veces más a causa de una utilización ineficiente de los tiempos de descanso. Por último, la falta de actividad física es responsable también de buena parte de nuestros estados de agotamiento.
Por más que nos empeñemos, si dormimos mal y a destiempo, no practicamos ninguna actividad física, no controlamos lo que comemos y somos dependientes del tabaco o del café, es injusto seguir culpando de nuestro mal estado al exceso de trabajo, al estrés o a los plazos. Es injusto, pero sobre todo es poco práctico, porque si somos el resultado de nuestro entorno poco podemos hacer para cambiarlo. Sin embargo, actuar sobre el descanso, la alimentación o el ejercicio físico está enteramente en nuestras manos.
Y eso es sólo el principio: la gestión eficiente de la energía que nos suministra el rumbo vital, la energía emocional, la energía mental, junto con la energía espiritual que nos aportan nuestros valores clave, puede hacernos llegar incluso más lejos.
Ningún movimiento puede darse sin energía, y mucho menos el que nos conduce al éxito.