Como dijo Jim Loher, y pese a la extendida creencia que sostiene lo contrario, la gestión del tiempo en sí no conduce a nada. Porque dedicar simplemente tiempo a algo no hace que las cosas funcionen. Un padre puede estar en el partido que juega su hijo, pero si está pendiente del teléfono no sabrá lo que está pasando. De igual manera, un profesional puede estar en una reunión, pero si no está concentrado en ella no aportará nada. La clave del éxito no está, por tanto, en gestionar el tiempo, sino en gestionar la energía. Muy a menudo experimentamos cansancio, falta de concentración, somnolencia, decaimiento y una larga serie de síntomas parecidos. Tendemos a atribuir esos estados al agotamiento o al estrés, cuando en muchos casos se deben simplemente a una inadecuada gestión de la energía. En ocasiones es debido a adicciones, como la del tabaco o la del café,...