Cambio personal, Ciencia y Management, Conferencia, Dirigentes, Inspiración, Jesus Alcoba, Originalidad, Psicología del éxito, Ultraconciencia / 23.01.2019

Quizá fue Simon Sinek, con su persuasiva charla, el primero que quiso enseñarnos que lo que debemos pensar para tener éxito es en el porqué, luego en el cómo, y luego en el qué. Y desde entonces andamos todos a vueltas para encontrar nuestro propósito, lo que realmente nos mueve. La pregunta es si esto es imprescindible a nivel personal, es decir, más allá del mundo de las organizaciones, donde verdaderamente es vital no solo saber por qué se hacen las cosas, sino también que todo el mundo conozca y comparta ese propósito.

Es muy probable que las grandes personas que han hecho grandes cosas, tanto como las personas que no se consideran tan grandes, ni consideran que lo es lo que hacen, no puedan explicar del todo ese porqué. Es decir, no puedan expresarlo con palabras. Simplemente sienten algo que no pueden desatender y caminan hacia ese lugar, aunque no puedan definirlo con exactitud.

¿Quería cambiar el mundo Edison con su bombilla? ¿Quería Beethoven pasar a la historia de la música? ¿Sabía Einstein lo que buscaba con su teoría de la relatividad? Lo que sí sabemos es que, en un momento de su vida, hablando del camino que le llevó a uno de los más grandes descubrimientos de todos los tiempos, escribió: “los años buscando en la oscuridad una verdad que uno siente, pero que no puede expresar”. Es muy probable que, como él, muchas personas no puedan poner palabras al motivo último por el cual hacen lo que hacen.

Si se le pregunta a una recién estrenada madre por qué cuida a su bebé, lo más probable es que diga que porque le quiere. Sin embargo, esa afirmación remite a una abstracción tan elevada como incapaz de explicar el fenómeno de una manera específica. La prueba es que, si se le pregunta que por qué le quiere, diga que porque es su hijo, cosa obvia, o simplemente que, en el fondo, no lo sabe. Simplemente (nada menos) lo siente así. Y se comporta de manera acorde a ese sentimiento.

¿Por qué una persona se enamora de otra? ¿Por qué un maestro entrega su vida a sus alumnos a cambio de poco dinero y menos reconocimiento? ¿Por qué hacemos las cosas que hacemos?

La pasión y la pulsión de muchas personas nos dejan sin palabras, porque no se puede poner palabras a algo que habita en lo profundo que somos. Decía William Hazlitt que “aquellos que han producido conocimiento inmortal lo han hecho sin saber cómo ni por qué.” Suena muy bien establecer un camino que va del porqué al cómo y al qué. Tanto como frustrante puede ser no poder expresar qué es lo que, en el fondo, buscamos en la vida con nuestras acciones.

El auténtico valor de un propósito no está tanto en verbalizarlo como en sentirlo y vivir de acuerdo con él. Por eso, quizá deberíamos dedicar menos tiempo a formular nuestro propósito y más a intentar llevarlo a la práctica. Así que, si no puedes formular tu porqué, pero sientes que en esta vida estás llamado a hacer algo, no te preocupes. Simplemente hazlo: el mundo lo está esperando.

 

Originalmente publicado en www.dirigentesdigital.com

Cambio personal, Ciencia y Management, Conferencia, El Economista, Inspiración, Jesus Alcoba, Originalidad, Psicología del éxito, Ultraconciencia / 16.01.2019

Con los rápidos avances de las tecnologías de la información y de las comunicaciones, que dibujan entornos cada vez más digitales y autónomos, daría la impresión de que la inteligencia emocional es algo del pasado. Una habilidad que era imprescindible décadas atrás, cuando las relaciones entre personas eran más frecuentes, pero cuya necesidad está empezando a desaparecer. Nada más lejos de la realidad.

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Cambio personal, Ciencia y Management, Conferencia, El Economista, Inspiración, Jesus Alcoba, Originalidad, Psicología del éxito, Ultraconciencia / 09.01.2019

Cuando el último farero desaparezca, si es que todavía quedan, se habrá ido la última profesión que podía ejecutarse en solitario. Hoy día, incluso los desempeños más individuales, como es el caso de algunos tipos de artistas o deportistas, ya juegan en equipo y deben compartir sinergias con otros profesionales. Por tanto, la habilidad para trabajar cooperativamente ya no es un deseo ni una aspiración, sino más bien una necesidad. De hecho, el World Economic Forum, en su estudio sobre la cuarta revolución industrial, señala que el trabajo cooperativo será una de las diez competencias imprescindibles en torno a 2020.

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Cambio personal, Ciencia y Management, Conferencia, El Economista, Jesus Alcoba, Originalidad, Psicología del éxito, Ultraconciencia / 26.12.2018

Los proyectos casi nunca triunfan o fracasan por los recursos. Tecnológicos, financieros o de cualquier otra índole. Los proyectos casi siempre triunfan o fracasan por las personas. Ese hecho, en sí mismo, es más que suficiente para abandonar esa arcaica concepción mecanicista en la que se equipara a las personas al resto de los recursos. Y, además, explica perfectamente porqué la habilidad para gestionar personas es una de las competencias imprescindibles en la Cuarta Revolución Industrial.

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Cambio personal, Ciencia y Management, Conferencia, El Economista, Inspiración, Jesus Alcoba, Originalidad, Psicología del éxito, Ultraconciencia / 19.12.2018

Cuentan que un miembro de una delegación china que se encontraba visitando un instituto en Chicago, tras la recepción inicial por parte del personal, hizo la siguiente pregunta: «Lo que realmente queremos ver es su sala de creatividad ¿Podemos ir allí en primer lugar?».

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Cambio personal, Ciencia y Management, Conferencia, El Economista, Inspiración, Jesus Alcoba, Originalidad, Psicología del éxito, Ultraconciencia / 12.12.2018

El pensamiento crítico es la segunda habilidad más importante para salir adelante en la cuarta revolución industrial, según el World Economic Forum. En el mundo trepidante y superficial del contenido en snack y la actualidad efímera, surge inevitablemente una pregunta, y es si la capacidad del ser humano de valorar la información que le llega está disminuyendo.

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Cambio personal, Ciencia y Management, Conferencia, Dirigentes, Inspiración, Jesus Alcoba, Originalidad, Psicología del éxito, Ultraconciencia / 28.11.2018

Algunos de ellos son coaches que, como dicen que hacen los nuevos ricos, no dejan de ostentar sus nuevas adquisiciones, en este caso conceptuales. En otros casos son psicólogos, más o menos formados o más o menos frustrados. Y también hay maestros, docentes y pedagogos de toda índole, e incluso fisioterapeutas, economistas, abogados y un sinfín de tipos más. Todos ellos se autoproclaman gurús y comparten el uso indiscriminado, y muchas veces indebido, del “tienes”, “debes”, “haz” y, en fin, todo tipo de expresiones con las que acostumbran a decirnos a los demás lo que tenemos que hacer. Son los apóstoles del imperativo.

No representan una mayoría, ni respecto a sus profesiones ni respecto al resto de las personas, pero se les oye mucho. Cada vez más. Y nadie sabe de dónde viene esta inquietante y a veces impertinente costumbre de ametrallarnos desde sus posiciones en las redes sociales a base de frases redondas y rotundas, gráficas más o menos elaboradas o enlatadas e, incluso, vídeos aparentemente casuales en los que dictan los preceptos de sus particulares evangelios.

Hay de todo: desde cómo hacer una limpieza intestinal hasta cómo alcanzar la felicidad pasando, desde luego, por cómo conseguir el empleo soñado e incluso comprender el sentido de la vida. Y aunque aún no se comprenda del todo por qué se necesita limpiar un órgano que se está saneando constantemente, ni se sepa del todo qué es la felicidad y mucho menos el sentido de la vida, ellos continúan lanzando sus certeras sentencias como hacen los aspersores, indiscriminadamente, con la esperanza de que hagan blanco en alguna de esas personas que piensan que todo en la vida se puede resolver a golpe de manual.

Nadie duda de que se pueda sugerir, aconsejar o proponer. E incluso, si se está en posesión de alguna pequeña verdad (las verdades siempre son pequeñas y vienen en frascos solo medio llenos), tampoco nadie duda de que se pueda escribir con letras un poco más mayúsculas que el resto del mensaje. Pero de ahí a espetarle mandatos imperativos a todo el mundo desde un púlpito autofabricado hay un abismo.

Decía Katharine Withehorn que “se reconoce a quienes viven para otros por la expresión de angustia en la cara de esos otros”. Certero pensamiento que describe perfectamente el hartazgo que produce estar constantemente escuchando de otros lo que se supone que tendríamos que estar haciendo para conducirnos por la vida. Sobre todo, porque la vida de cada uno es de cada uno, y es imposible que una pauta, por buena que sea, produzca los mismos resultados en personas diferentes.

Nadie sabe de dónde han salido los apóstoles del imperativo. Tal vez son personas que gritan a los demás lo que les gustaría que ocurriera dentro de sí mismos. O puede que se trate simplemente de una conducta-meme, es decir, de un mecanismo de imitación, tan comunes en el ser humano. O quizá es que todo el mundo está últimamente más confuso y sea verdad que se requieren más pautas que nunca. Lo que sí parece claro es que hay muchos más tiempos verbales en el catálogo. Más amables, más interesantes y, desde luego, con muchas más probabilidades de éxito.

 

Originalmente publicado en www.dirigentesdigital.com

Cambio personal, Ciencia y Management, Conferencia, Dirigentes, Inspiración, Jesus Alcoba, Originalidad, Psicología del éxito, Ultraconciencia / 21.11.2018

Existe una natural tendencia del ser humano a polarizar las cosas, a ver la vida blanca o negra. Y, con ella, se da también la nativa querencia a imitar la conducta de los demás. Complementaria a estas dos hay una tercera fuerza, en este caso artificial, que es la presión comercial que empuja al consumidor a encapricharse de unos productos mientras desdeña otros, que se antojan entonces anacrónicos y fuera de sitio.

Sin embargo, y sobre todo en aquellos productos de cierta complejidad, la historia ha mostrado muchas veces que la vida no es blanca o negra, y que el cliente tiende a hacer lo que le parece bien, a pesar de todo.

Video Killed the Radio Star”, aquella adhesiva canción de finales de los setenta era un lamento por la cultura radiofónica de hacía dos décadas. El vídeo triunfaba, la radio se perdía. También, dijeron, el vídeo iba a ser el culpable del final de las salas de cine, en aquellos años ochenta en los que disponer de toda la magia de las películas en el salón era objeto de culto. Hoy, que recordamos aquellos televisores de tubo con su pantalla curvada, cuesta creer que quisiéramos cambiar su baja definición y su sonido mediocre por la experiencia inmersiva de una pantalla de cine de cuarenta metros cuadrados con sonido Dolby Stereo.

Tiempo más tarde, los apóstoles de los libros electrónicos vaticinaron, una y otra vez, que los libros de papel tenían los días contados, que desaparecerían, que todo el mundo los repudiaría cuando tuviera un e-book en el bolsillo. Pues bien, han pasado algunos años, las ventas del libro electrónico parecen haberse estancado, y constantemente aparecen pequeñas editoriales de nicho que están devolviendo al mundo editorial parte de su dinamismo.

La historia no estaría completa sin los evangelistas de la robótica, que profetizan un mundo dominado por autómatas que privarán a los seres humanos de trabajo y, tal vez, de libertad. Otra vez el triunvirato entre la polarización en la que vive el cerebro humano, su tendencia a la imitación y la constante presión comercial de determinadas compañías.

Es verdad que la bombilla desplazó a la vela y que el automóvil acabó con los coches de caballos. Sin embargo, en otras ocasiones hemos visto cómo las tendencias que aparecen no son opuestas, sino complementarias. Muchas personas disfrutan hoy de sus películas favoritas en casa y también de la experiencia de ir a una sala de cine. Y hay quien lee libros en papel y también en dispositivos electrónicos. Y eso no es malo. Más bien todo lo contrario.

Las estrellas de la radio no murieron cuando apareció el vídeo. Más bien vieron su potencial incrementado por la imagen, tuvieron otra plataforma a través de la cual hacer llegar su talento y, lo que es quizá más interesante, pudieron disponer de un nuevo lenguaje creativo en el cual comunicarse. Tampoco la radio desapareció, siendo a día de hoy un medio que cautiva a millones de personas.

En general, cuanta más diversidad hay, más opciones tienen los clientes, y más sana competencia viven las empresas que habitan el mercado. Algunos se sorprenderán cuando constaten que, dentro de unas décadas, los robots y los seres humanos serán responsables, ambos, del crecimiento económico y la prosperidad. Pese a todo, las cosas no son o blancas o negras.

 

Originalmente publicado en www.dirigentesdigital.com

Cambio personal, Ciencia y Management, Conferencia, El Economista, Inspiración, Jesus Alcoba, Originalidad, Psicología del éxito, Ultraconciencia / 14.11.2018

El World Economic Forum considera que la resolución de problemas complejos es la primera habilidad indispensable para prosperar en la cuarta revolución industrial. Que la vida que vivimos y el mercado en el que habitan las empresas son cada vez más complejos es un hecho tan cierto como imparable. Conforme el progreso avanza, las necesidades del ser humano se hacen cada vez más sofisticadas y, recíprocamente, la creación de valor por parte de las organizaciones también gana en complejidad. Esto tiene como consecuencia directa que los problemas que se generan cada vez distan más de ser sencillos.
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