La vuelta que no queríamos
Al comienzo, cuando el coronavirus irrumpió en nuestra pacífica existencia, contestamos sacando pecho con entusiasmo y arrojo, publicando con vehemencia nuestro compromiso con la lucha al compás del Resistiré del Dúo Dinámico. Compartimos miles de memes motivadores, portamos con orgullo la bandera de esta guerra, la mascarilla, e incluso aparecieron centinelas en todas las comunidades de vecinos que, a golpe de fotografía y vídeo, denunciaban públicamente a quien se desviase del recto camino. Y en lo que, pensábamos, era el apogeo de la crisis, honramos a nuestros héroes y a nuestros mártires, lloramos durante las videollamadas y apretamos los dientes para contener todos los abrazos que no nos podíamos dar. Luego el estado de alarma tocó a su fin y, como una profecía, al mismo tiempo llegó el verano. Y entonces entramos en una fase más átona de nuestro compromiso con la lucha, al tiempo que comenzamos a permitirnos alguna que...