Cambio personal, Ciencia y Management, Conferencia, Huffington Post, Inspiración, Jesus Alcoba, Originalidad, Psicología del éxito, Ultraconciencia / 09.09.2020

Hace algunos años se desató una polémica cuando Hari Kondabolu, un cómico neoyorkino hijo de inmigrantes indios, cargó contra Apu, el personaje de Los Simpsons, por considerarlo un estereotipo negativo de la comunidad india estadounidense: jornadas excesivas, familia numerosa, vestuario desfasado y, por supuesto, un marcado acento. Acento que, por cierto, era interpretado por Hank Azaria, un actor de doblaje norteamericano que lo forzaba, lo cual era también parte de la querella. La controversia llegó al punto de plantear que el personaje debía ser eliminado. Nadie duda de que cada comunidad, cada minoría y, en general, cada problema humano, deba ser tratado y abordado con toda la seriedad que merece en el mundo real. El asunto es que Los Simpsons es una comedia, es decir, una producción que intenta parodiar la realidad. Y, sobre todo, que se trata de ficción.

 

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Cambio personal, Ciencia y Management, Conferencia, Huffington Post, Inspiración, Jesus Alcoba, Originalidad, Psicología del éxito, Ultraconciencia / 02.10.2019

Posiblemente una de las frases falsas más famosas de la historia del cine es “Luke, yo soy tu padre”, erróneamente atribuida a Darth Vader en un diálogo con Luke Skywalker. Tanto que hasta hay un chiste que le sirve de homenaje. El texto real que aparece en Episodio V – El Imperio contraataca es: “No. Yo soy tu padre”. Sin embargo, en el imaginario popular la frase recordada y compartida es la primera.

Tampoco Sherlock Holmes dijo nunca “elemental, querido Watson”, ni Rick Blaine (Humphrey Bogart) dijo jamás “tócala otra vez, Sam” en Casablanca. Sin embargo son frases repetidas hasta la saciedad como si fueran ciertas, como muchas otras. La pregunta es: ¿por qué esto es así? ¿Por qué repetimos frases falsas y estamos convencidos de que son correctas? ¿De dónde viene nuestra tendencia a recordar cosas que nunca ocurrieron? La respuesta a estas preguntas no resulta sencilla porque tiene varios ángulos.

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Cambio personal, Ciencia y Management, Conferencia, El Economista, Inspiración, Jesus Alcoba, Originalidad, Psicología del éxito, Ultraconciencia / 18.09.2019

Pese a la abundante complejidad e insistente incertidumbre que parece que nos rodea, el éxito de cualquier organización depende de dos hechos bastante sencillos de explicar: por un lado, los clientes valoran las experiencias más que los productos o servicios. Por otro lado, las experiencias están formadas por dos componentes: la existencia de un relato identitario compatible con la narrativa biográfica del cliente y la presencia de una emoción positiva y suficientemente relevante.

 

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Cambio personal, Ciencia y Management, Dirigentes, Inspiración, Jesus Alcoba, Psicología del éxito, Ultraconciencia / 12.07.2017

En “La historia interminable” al pequeño Bastian Baltasar Bux le cuesta comprender que él es parte del relato que está leyendo. Le cuesta tanto como le conmociona comprobar que una aventura que aparenta no ser más que un montón de frases escritas sobre un papel, finalmente resulta ser su propia aventura: le emociona constatar que la historia que lee es su propia historia. Y esa emoción, aunque en un relato de ficción, es un ejemplo perfecto para explicar la importancia primordial de la narrativa de marca.

Los seres humanos tenemos una acusada capacidad para comprender y producir relatos. Las historias que escuchamos, y las que contamos a otros y a nosotros mismos, constituyen una parte nuclear de nuestra identidad y de la manera en que percibimos el mundo. Cuando nos presentamos a alguien, cuando explicamos lo que nos pasa o cuando imaginamos el futuro, estamos sin darnos cuenta tejiendo historias, relatos dentro de relatos que explican nuestra vida. No se trata de simples actos comunicativos: se trata de que lo que somos y el mundo en el que vivimos está explicado como si fuera una gran historia de la que somos protagonistas.

Al igual que al pequeño Bastian le pasaba con el libro que leía, todos nosotros entramos en contacto con otras historias que nos llegan. Muchas provienen de diferentes personas, otras muchas de creaciones literarias en particular, o artísticas en general, e infinidad de ellas nos las cuentan las marcas. De esta manera, cada propuesta de valor que nos llega nos relata una historia: la de su fundador, la de las personas que le dan vida, o la del futuro que quiere ayudar a construir.

Es bien sabido que los clientes ya no compran productos ni servicios, sino elementos que puedan agregar a su identidad, es decir, fragmentos de biografía. De alguna forma nos sentimos completados por los productos o servicios que utilizamos, porque se convierten en parte de lo que somos. Y por eso hablamos de ellos y compartimos en las redes sociales lo que con ellos nos acontece.

La misma emoción que sintió Bastian cuando constató que la historia que leía es la suya propia es la que se produce en aquellos clientes que, al entrar en contacto con una determinada narrativa de marca, comprueban que encaja a la perfección con lo que ellos piensan y sienten acerca del mundo y de la vida. Esa sincronización de relatos es lo que hace que algunos clientes se vinculen a determinadas marcas de una forma que en ocasiones parece irracional. De hecho es irracional, porque es fundamentalmente emocional.

En 1997 Apple rodó el ya mítico anuncio “Think Different”, en el que aparecían los llamados locos, inadaptados, rebeldes, es decir, personas como Einstein, Bob Dylan o Martin Luther King, a quien la marca de la manzana presentaba como genios. La gente que está tan loca como para pensar que puede cambiar el mundo, decía el anuncio, es la gente que realmente lo logra. Por aquél tiempo Steve Jobs no estaba interesado en anunciar las características técnicas de sus equipos, sino en dirigirse a las personas que pensaban que la pasión por cambiar el mundo era suficiente para lograrlo. Tan aparentemente simple como eficaz, el relato que sirvió de base a aquel memorable anuncio se sincronizó con las narrativas de muchas personas que pensaban lo mismo.

De manera sorprendente, hay quien sigue mirando con escepticismo la forma en que algunos clientes de Apple veneran a su marca. Quizá comprenderían mejor este fenómeno si cayeran en la cuenta de que, en muchos casos, probablemente la inmensa mayoría, estos clientes no compran sus productos por su valor funcional, sino porque su narrativa de marca se sincroniza con su relato personal.

Bastian Baltasar Bux entró finalmente en su historia y eso cambió para siempre su vida, de la misma manera que cientos de miles de personas entraron en el universo Apple, y eso cambió para siempre el curso de la historia, al alterar irreversiblemente la manera en que hoy asistimos al fenómeno de la tecnología.

 

Originalmente publicado en: www.dirigentesdigital.com