Elogio de lo inútil (3/4): pasear para tener ideas
En casi todas las ciudades, más grandes o más pequeñas, hemos acabado incorporando a nuestra vida cotidiana la idea de que el camino más corto entre dos puntos es utilizar un medio de transporte. Y ya casi nunca vamos caminando a ningún sitio. Lo que ha ocurrido a continuación es que, al haber dejado de caminar como medio de cubrir la distancia entre dos lugares, hemos casi abandonado también la costumbre de caminar para cualquier otra cosa. Y con ello, hemos dejado de percibir los beneficios que tiene. Y no son solo físicos.
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