Los apóstoles del ‘tienesque’
Desde que la pandemia nos sacudió el guantazo más gordo que recordamos, andamos todos un poco desmadejados. Unos desorientados, otros cansados, otros hartos y otros con la irritación siempre encendida. De esa que no les deja ni a sol ni a sombra, como si fueran escocidos por los caminos de la vida. No solo lo sabemos porque nos lo notamos, sino porque los psicólogos tienen las consultas a reventar (curioso esto de que un virus haya normalizado la asistencia emocional profesional). Lo inferimos también porque leemos más (por fin), aunque la verdad es que no sabemos si es porque queremos saber más del mundo o porque queremos escapar de él. Y lo sabemos también porque está en la calle. Que es donde están las cosas que importan. Es imposible estimar cuánto durará esto de ir terciados por la vida, pero lo cierto es que este estado de ánimo es un caldo...