Cuando el último farero desaparezca

La empresa va a dejar de contratar a personas que no sepan qué hacer con lo que saben. Este pensamiento, cada vez más extendido, nos traslada la inequívoca idea de que los profesionales no pueden ser islas en las organizaciones. Da igual la cantidad de medicina, ingeniería, leyes o economía que sepa una persona: si no sabe poner en juego lo que sabe, no resultará de ningún valor para la empresa.

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