Cambio personal, Ciencia y Management, El Economista, Jesus Alcoba, Psicología del éxito / 09.06.2016

Es muy evidente que en una situación de peligro inminente hay poco tiempo para pensar. Someter al raciocinio y a la lógica un momento de vida o muerte puede suponer que, en mucho menos tiempo del que dura la deliberación, se precipite un desenlace de consecuencias fatales. Por eso muchas reacciones ante los peligros se dan sin apenas participación de la corteza cerebral, que es lo que nos hace específicamente humanos. Y ahí radica uno de los problemas que plantea el miedo. 

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